La tos de las perreras, una enfermedad respiratoria contagiosa

Con la llegada del frío, los virus responsables de la gripe también pueden actuar sobre los perros. Este tipo de gripe, al igual que en el caso de los seres humanos, puede contagiarse con facilidad y más si los perros contagiados interactúan con otros perros en diferentes zonas donde suelen reunirse como por ejemplo los parques o las residencias caninas donde pasan un corto período de tiempo mientras sus dueños aprovechan para irse de viaje durante los días festivos y puentes.

Los profesionales del grupo veterinario La fortuna explican que la gripe canina, técnicamente conocida como “traqueobronquitis infecciosa canina” y popularmente llamada tos de la perreras, es una patología que afecta únicamente a los perros, independientemente de la edad, raza o sexo, siendo más acusada en el caso de los cachorros, los perros mayores y aquellos que están enfermos ya que su sistema inmunológico está más debilitado.

La causa de esta afección se debe a la presencia del virus de la parainfluenza y a la bacteria llamada Bordetella bronchiseptica, según indican los expertos de la clínica veterinaria Velázquez, quienes detallan que la transmisión de esta enfermedad se produce mediante el contacto directo entre los perros contagiados que expulsan microgotas que contienen el virus de la gripe canina a través de la tos, el mismo aliento o las secreciones además de los objetos o las superficies que contaminan, véase el ejemplo del agua que pueden compartir a la hora de beber. De ahí que los perros que frecuentan parques, residencias caninas y otros lugares donde se concentra un grupo de perros sean más susceptibles a esta infección.

SINTOMATOLOGÍA

Desde Essat Formación, centro líder especializado en la formación de auxiliares técnicos veterinarios, señalan que los signos clínicos que habitualmente experimenta un perro contagiado por la gripe canina son una tos seca y ronca que puede derivar en vómito de saliva. Dicha tos puede alargarse durante días, siendo más detectable en aquellos momentos en los que el animal realiza cualquier tipo de esfuerzo físico o experimenta excitación.

Estos síntomas pueden confundirse fácilmente con otras patologías como el resfriado, y por ello desde Essat, hacen especial hincapié a la hora de formar a sus alumnos en las principales señales que permitirán al auxiliar técnico veterinario identificar la enfermedad.

Así, otros de los síntomas que pueden observarse son la secreción nasal, la fiebre, la falta de apetito, la pérdida de peso o la dificultad para respirar.

TRATAMIENTO

En caso de detectar cualquiera de los síntomas anteriormente mencionados, y a pesar de ser una enfermedad que en principio no reviste gravedad, los profesionales recomiendan acudir cuanto antes al veterinario para que éste le administre un tratamiento que alivie la irritación que la gripe produce en las vías respiratorias del perro. De esta manera, también se evitaría que la infección derive en otras enfermedades más complejas como la bronquitis o la neumonía y que también se extienda a otros perros.

El tratamiento consiste en la administración de antibióticos y medicamentos anti-inflamatorios junto con una terapia de apoyo basada en una dieta equilibrada y nutritiva sumado a una buena hidratación.

MEDIDAS PREVENTIVAS

Para evitar que el perro se contagie o propague la infección, los expertos recuerdan que la forma más eficaz de evitar el contagio es seguir el protocolo de vacunación establecido para los perros, que incluye una vacuna para la gripe canina que inmuniza al animal frente a la enfermedad. “En la formación de nuestros alumnos, hacemos especial hincapié en la importancia de la vacunación, ya que a día de hoy es una de las mejores medidas que pueden recomendar al propietario”, señala Laura Jori y Andrés Gamazo, veterinarios y profesores de Asistencia a la atención clínica en centros veterinarios de Essat.

Con todo, también aconsejan mantener unas buenas condiciones higiénico-sanitarias de las zonas del hogar que frecuente el perro además de evitar que sufra cambios bruscos de temperatura y que no se exponga demasiado a la interacción con otros perros durante al menos 15 días mientras se recupera de la infección. De esa forma, también se evita un posible contagio a otros perros.